Poco sabemos de como fueron las relaciones sexuales entre mujeres durante la Alta Edad Media. Sabemos por ejemplo que existieron matrimonios entre hombres , pero al intentar saber si los hubo entre mujeres, la información es mucho mas escasa.
Según John Boswell se realizaron también entre mujeres, a través de un pacto de hermanamiento parecido al que realizaban los varones o las parejas heterosexuales. Sabemos que antes de San Agustín el papel de la mujer fue mas importante en el seno de la iglesia, venerándose a santas sabias capaces de ganar dialécticamente a los sabios paganos mas capacitados o a parejas de mujeres que optaron por una vida de felicidad juntas
San Agustín provoca la desaparición de la mujer en un primer plano religioso e inicia también una larga tradición homofoba por parte de la Iglesia Católica, que cuajó a partir la Baja Edad Media. Hasta el s XIV será muy dificil encontrar indicios que nos permitan saber como vivían las lesbianas, cuantos matrimonios se realizaron, o como las veía la sociedad... Sólo a través de las leyes o sentencias de tribunales eclesiásticos sabemos de su existencia, gracias a los archivos eclesiásticos ( sermones, homilías, encíclicas, concilios, catecismos...), y jurídicos ( procesos judiciales, denuncias, sentencias...). Aun así entre centenares de casos de hombres, el lesbianismo aparece en contadas ocasiones.
Un ejemplo fueron las leyes que regulaban la vida de los conventos femeninos o los castigos contra monjas que sentían "deseos carnales" hacia otras monjas, o la prohibición de componer canciones o poemas amorosos. Pocos poemas lésbicos nos han llegado, solo conocemos algunos que hablan del amor entre dos monjas. Este nos cuenta una relación en un convento de Baviera:
“ Cuando recuerdo los besos que me disteis y la forma con que tiernas palabras acariciasteis mis pequeños pechos, quisiera morir porque no os puedo ver “ (Lais de Marie de France). Marie de France fue una abadesa hermana de Enrique II Plantagenet, s XII.
Marie de France |
Entrado el siglo XIII se dictaron leyes que prohibían a las monjas dormir juntas y tener una vela abierta toda la noche para poder ser observadas. Muchas monjas eran hijas de familias bienestantes sin ninguna vocación religiosa que eran obligadas a entrar en el convento ante la imposibilidad de un matrimonio.
Capitel de una ventana del ábside de la Colegiata de Cervatos, s. XII. La sensibilidad medieval era muy distinta de la actual. |
El caso mas evitente fue el de Hildegard Von Bingen, una monja mística, poeta, artista, compositora, curandera y científica alemana de la edad media. Fundó varios monasterios, luchó por el papel de las mujeres en la iglesia. Su apasionada historia de amor con la monja Richardis ha llegado a nosotros a partir de la obligada separación entre ambas. Hildegard escribió varios tratados sobre la salud de las mujeres, entre los que se encontraban consejos sobre el aborto.
La primera ley civil que condenaba a las lesbianas fue el Código de Orleans, 1260. Esta ley se refería principalmente a la sodomía, pero contenía una breve referencia al sexo entre mujeres:
La primera ley civil que condenaba a las lesbianas fue el Código de Orleans, 1260. Esta ley se refería principalmente a la sodomía, pero contenía una breve referencia al sexo entre mujeres:
"Mujer que lo hace debe perder cada vez un miembro y a la tercera deber ser quemada".
En la literatura tampoco encontramos referencias. Boccaccio o Dante (el Decamerón o la Divina Comedia) aparecen muchas historias de sodomitas, pero ignora completamente a las lesbianas. Hay también algunos historiadores que citan a Juana de Arco como lesbiana, incluso como transexual, pero los datos de que disponemos son escasos.
Como ocurre con otros términos, la palabra lesbiana se acuña durante el Renacimiento al clasificar Brantôme los poemas amorosos entre mujeres, ello también dificulta el conocer esta realidad que sin duda aún hoy no es oculta.
Rictor Norton cuenta que "No fue hasta el siglo XI que el obispo Burchard de Worms impuso penitencias para las lesbianas, y aun así el lesbianismo todavía era considerado desde el punto de vista masculino: las mujeres que usan un pene artificial se les da una penitencia de 1 año por su uso; 5 años si se utiliza con otra mujer; 7 años si se usa con una monja, que, como Esposa de Cristo, se considerará que ha cometido adulterio con un consolador.
Autores que expresan su opinión sobre el tema:
Hay una tendencia a suponer que todas las mujeres
importantes del pasado fueron heterosexuales; en sus biografías se silencia el
hecho de que tuvieran relaciones afectivas con mujeres, tal es el caso de Jane
Addams (1860-1935 ) primera mujer que presidió la Conferencia Nacional del
Trabajo Social en los Estados Unidos en los primeros años del siglo XX, de las
relaciones que mantuvo con mujeres la escritora
Emily Dickinson (1830-1886) siempre se ha hecho silencio,
retratándola como una solterona extraña y asexuada; la correspondencia personal
de Eleanor Roosevelt, primera dama de Estados Unidos en la década de 1930, con
diversas amigas íntimas ha sido ocultada cuando no destruída. El mismo silencio
se encuentra en las referencias acerca de la sufragista Susan B. Anthony
(1820-1906) y su compañera durante 50 años Elizabeth Cady Stanton, una de las
grandes parejas del siglo XIX en Estados Unidos; de la antropóloga Ruth
Benedict (1887-1948). La lista es larga.
Hemos de ser conscientes que negar, ocultar y silenciar es
una forma de control, por ello hay que recuperar el pasado para entender el
presente y recuperar la existencia.
Marlene Dietrich (1901-1992), desde el reconocimiento
profesional como actriz contribuyó a la visibilidad del lesbianismo al
introducir en Hollywood y en el mundo a través de sus películas la garçonne, la
chico/chica provocativa y ambigua que existía en Berlín y en París en los años
veinte y treinta, lo que se llamaría el “ chic lesbiano “ , androginia que más
tarde emularon Liza Minelli, Julie Andrews y Anni Lennox. Marlene no ocultó
nunca sus preferencias sexuales y a pesar de estar casada se paseó por medio
mundo acompañada de sus amantes.
La segunda guerra mundial, (1939-1945) igual que ocurrió con
la primera, se interpone de nuevo en la expansión de estas ideas y de las
nuevas formas de vivir y de amar. A finales de los años sesenta y principios de
los setenta el lesbianismo vuelve a dejarse ver, pero esta vez como movimiento
colectivo y no tanto como un ramillete de individualidades. El nuevo signo de
los tiempos es el de las organizaciones y asociaciones que desde la militancia
activa inician un camino de reivindicaciones y de deseo de integrarse en la
sociedad como ciudadanos/as de pleno derecho.
Poco o nada sabemos de todas las mujeres anónimas que
hicieron del lesbianismo su modo de vida, sin duda alguna contribuyeron de
igual manera a la creación a lo largo de los siglos XIX y XX de una identidad
lesbiana colectiva todavía hoy en construcción.
Fuentes:http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Historia-del-Lesbianismo-en
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